[sustran] julio a escala humana

Ciclored ciclored at rcp.net.pe
Tue Jul 19 14:58:32 JST 2005


 

CICLORED
El boletín del transporte a escala humana
julio - agosto, 05
 

 

 

La casa y el diario

 

Un periódico es una casa con su living de noticias locales, el baño de policiales y accidentes, su teléfono de llamadas en la sección internacional y el pequeño jardín de buenas noticias que brillan por ausencia. Los fines de semana la pequeña casa tira para arriba y es un  edificio de publicidad y encartes que no pasan debajo de la puerta. Compra, compra, antes que no seas, dice. Y a veces uno termina comprando medio enceguecido por las lustrosas fotos del catalogo, todas esas cosas que nunca antes necesitamos pero que simulan malamente la limpieza y reciclaje del hogar, el abrir las ventanas de par en par, el airearse para saber qué pasa fuera. 

 

Este fin de semana miro el diario y la casa, el encarte lustroso y me percato que nada, absolutamente nada, de lo que vende el gran almacén ha sido producido en mi país  y me pregunto cuánto durará en pie esta casa con su vida que importa y consume distancias todo el tiempo. Me pregunto si en el transporte latinoamericano no ocurre lo mismo: cuando leemos la cifra altísima de muertes viales en realidad leemos la importación más triste de todas: una que sólo importa la fachada del producto, los carros. Pero que tiene muchas dificultades para producir o importar todo lo que viene con ellos, la tecnología y las capacidades para mantenerlos y hasta las formas de control de su crecimiento. Que ignora olímpicamente el precario balance que hay entre lo cerca y lo lejos. Me pregunto si la ciudad en  movimiento no es  un inmenso escaparate de envolturas vacías, que desprecia y rechaza el equipo básico de movilidad con que venimos al mundo y empuja al borde las veredas las bicis ensambladas localmente, que ignora a su gente y sus caminos. Me pregunto cuánto importa esto mientras los noticieros de la mañana se tiñen con su habitual rutina de reportes y desgracias viales.

 

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El ritmo de la escritura

 

Hace unos días me regalaron un cuaderno y una vela. Un cuaderno artesanal,  forrado en cuero, pegado a mano, unas hojas apretadas al lomo, una afectuosa invitación antigua a escribir. Mirando la vela me pregunto cuál es la luz exacta de la escritura, es decir su velocidad. ¿Debo escribir pausado y paciente con la parsimonia del ciclista o en la frecuente estación permanente del ómnibus o acaso en la ansiedad y desesperación suicida del automovilista juvenil?  Miro la vela, su pálida luz  junto a la ventana  y, como si tuviera color, de pronto el viento suave que la sacude, la explicación más clara a mi pregunta.

 

Excepciones

 

En este boletín  siempre hemos abogado por el derecho de los peatones - eficaz sinónimo de persona - , los ciclistas y otras formas de ciudadanía; por su derecho a estar y transitar de manera segura por sus propios caminos. Pero con el tiempo y los años uno debe admitir que toda situación y norma tiene sus excepciones:

 

"Gleneagles (EFE). El presidente de EE. UU., George Bush, chocó con un policía y se cayó de una bicicleta en la localidad escocesa de Gleneagles, adonde llegó ayer para participar en la cumbre del G8. Bush se arañó las manos y los brazos, y el médico de la Casa Blanca, Richard Tubb, le vendó las heridas, según dijo el portavoz presidencial, Scout McClellan." (Diario Perú 21, 7/7/05)     

 

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Dos poblados

 

El venía de Lugares Comunes y ella de Excepción, dos poblados en el  interior del país. Se conocieron brevemente y terminaron mudándose a la capital. Años después se encontraron. El ya no vivía en medio de lugares comunes pero notó que ella seguía siendo de excepción.  

 

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Bicicletas
 

El organismo tiende a desarrollar una dependencia patológica del automóvil que a mí sólo se me ocurre comparar al síndrome de abstinencia del toxicómano o a ese impulso que hace vagar al vampiro por las calles oscuras de los poblados, en busca de una ventana abierta por la que introducirse. El drogadicto odia esa sustancia parda que consuela sus venas una vez ingerida, porque su conciencia sólo vive para disfrutarla o añorarla, y el vampiro no puede apartar jamás la sangre de sus pensamientos, como si se tratara de un trauma de infancia. 

 

Algo así sucede con el coche: uno lo detesta, prefiere olvidar el monto repetitivo que le cuesta mudar el aceite y renovar los neumáticos, mejor dejar de lado los problemas de estacionamiento y los solemnes disgustos cada vez que un mecanismo recóndito renuncia a cumplir su función dentro del capó, mejor obviar también la gasolina, que pronto se encontrará allí donde Yuri Gagarin, en la estratosfera. Y sin embargo, dependemos de ese lastre para desplazarnos a todas partes, para ir a cumplir un ínfimo recado a la mercería de la esquina o taponar las callejuelas del centro con su carrocería igual que botellas de gaseosa. En medio de este arrebato de resignación y rabia entreveradas, leo en el periódico las declaraciones de Gerardo Pedrós, profesor de la Universidad de Córdoba e impulsor del Observatorio de la Publicidad de la Movilidad Sostenible, donde afirma que los anuncios de coches se asemejan sospechosamente a los tubos de escape, porque sólo ofrecen humo, y que un vehículo de gran cilindrada, por muchas letras y préstamos que su amo haya invertido en obtenerlo, jamás podrá aspirar a la movilidad y el desahogo urbano de que goza una bicicleta, esa Cenicienta del asfalto. 

 

Recuerdo un poema de Neruda de su época bolchevique, en que se compara a las bicicletas con insectos que el autor ve aletear por las calles, con muchachas y obreros sobre los élitros, camino de la flor, del vino, del sol y de la vida. Los ciclistas, según Neruda, viajan erguidos encima de sus máquinas, "entregando / los ojos / al verano", y es que el verano es la estación privilegiada de la bicicleta, como ya anunciaba Fernán-Gómez en el título de su famosa obra teatral. Pensando en todo esto, también yo querría tener una bicicleta y arrumbar en el garaje a ese coche antipático que me da tantos disgustos. Una y otra variedad de transporte son enemigas, opuestas, como las antípodas de una esfera; donde la bicicleta, ese esqueleto desnudo compuesto de travesaños y barras, promete aire libre, soltura, juventud y sencillez, el coche aporta la oscuridad de la cabina, la necesidad de protección, el ambiente viciado, la introversión. En la bicicleta todo se produce cuerpo a cuerpo, la luz y el viento y el polen y las miradas salen al encuentro del ciclista bañándole los hombros, y por eso ese vehículo es quizá el más erótico que existe: en un texto de su centón Último round, Cortázar dedicó una prolija declaración de amor a una chica que rozaba sus nalgas contra un sillín mientras conversaba con una amiga. Se me ocurre pensar que, en cierto sentido, también nuestra alma usa ruedas y que hay ciclistas del espíritu y espíritus automovilistas, dependiendo de si se protegen o no detrás de un parabrisas. Y que, cierto, la mayor mortandad siempre se produce entre quienes eligen el coche para sentir. (Luis  Manuel Ruiz, Diario El País)

 

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Pobrecitos los pasajeros

 

Luego de rabiar por el video LAN y de decirles a los que bloquearon el acceso al Colca que son nocivos para el turismo, veremos cómo los dos últimos accidentes (?) de bus en el interior (mayo siete y 20) son olvidados hasta nuevo aviso, junto con el asalto a medio centenar de pasajeros en Pacasmayo, son olvidados hasta nuevo aviso.

 

Los responsables empresariales de todo esto ya están curtidos. En las caídas al abismo -40 y 30 muertos- los nombres de las compañías prácticamente no aparecen, y en el caso del asalto un vocero cool de Cruz del Sur dice "Fue un hecho fortuito que causa perjuicio a los pasajeros como a la compañía," y que la compañía "Devolverá todo".

 

Moverse en bus sigue siendo una carrera hacia la muerte que nadie tiene cómo frenar. Como en tantos escenarios de descontrol, no existe una sola causa, y esto propicia la impunidad. Además, si bien los muertos peruanos son mayoría, el mensaje al turismo es claro, y no hay cómo saber cuánto le cuesta al país en este aspecto. 

 

Las empresas -sobre todo informales y a veces formales, cuando se puede distinguir- propician un sistema de contratación al toque en que choferes cansados acumulan todas las horas de manejo que pueden. Los estudios coinciden que el chofer maleteado es la primera causa de los accidentes. Pocos explican cómo llegó a cansarse en primer lugar.

 

Un estudio de la OPS de julio de 2004 sobre cansancio y somnolencia en carreteras peruanas afirma: "De 238 conductores, 45% refirieron haber estado a punto de tener un accidente o haberlo sufrido durante la conducción, 55% dormían menos de 6 horas al día, 31% habían dormido menos de 6 horas en las últimas 24, y 80% acostumbraban conducir más de 5 horas sin descanso". 

 

"Maniobras para evitar dormirse -añade el estudio de la OPS- son mojarse la cara con agua, comer fruta, abrir la ventana de la cabina, beber café, escuchar música, fumar, masticar (chacchar) coca y beber alcohol con hoja de coca. En opinión de 55% de los conductores, la primera causa de accidentes de carretera es el cansancio".

 

La primera causa final, se entiende, porque las primeras causas eficientes son el ministerio de Transportes, la Policía Nacional y los propietarios de los buses. En el medio está la ubicación socioeconómica de la mayoría de las víctimas, cuyos deudos no tienen cómo montar versiones populares de la campaña contra los irresponsables dueños de la discoteca Utopía.

 

Los medios y la opinión pública eligen con qué indignarse y horrorizarse. Lo que sucede con las muertes y asaltos en la carretera -el número, la incidencia y las casi nulas sanciones- confirma a su modo las revelaciones del informe de la Comisión de la Verdad sobre etnia y víctimas en el Perú. ¿No hay candidato al Congreso que gima "pobrecitos los pasajeritos"? (Mirko Lauer, Diario La República, 24/5/05)

 

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Dos noticias recientemente contradictorias. Mientras en Buenos Aires, los aires  no parecen muy buenos para los ciclistas locales, en Santiago inauguran ruta libertaria:

 

En Buenos Aires.

 

El gobierno porteño anuncio que no habrá más ciclovías en avenidas 

 

Los ciclistas no quieren que les saquen las bicisendas. Piden que, en lugar de quitarlas, controlen a los colectivos y autos que no las respetan.

 

¿Deben levantarse las ciclovías de las avenidas porteñas? El anuncio hecho semanas atrás a Clarín por Fernando Verdaguer, subsecretario de Tránsito y Transporte del Gobierno porteño, se fundamentó principalmente por su peligrosidad para los ciclistas. La noticia no fue bien recibida por lo usuarios de las ciclovías.

 

Desde hace un par de años, cinco avenidas porteñas (Belgrano, Independencia, Alberdi, Rivadavia y Corrientes) suman 181 cuadras de carriles preferenciales para ciclistas. En estos carriles, ubicados sobre la mano izquierda, la preferencia de circulación es de los ciclistas y los autos no pueden andar a más de 40 km/h. Para el Gobierno, la experiencia no fue positiva: las avenidas están preparadas para un tránsito rápido. El Gobierno, de todos modos, dice no desentenderse de la problemática de los ciclistas: en reemplazo de las ciclovías, propone en algunas calles del Micro y Macrocentro sacar de circulación a los colectivos y crear carriles exclusivos para los ciclistas.

 

Néstor Sebastián, presidente de la Asociación Ciclistas Urbanos (ACU), señaló a Clarín: "Las ciclovías son un espacio ganado; de hecho, el 80% de los ciclistas las usan". La ACU tiene su propio proyecto: que algunas calles del Macrocentro (como Alsina, Tucumán, Arenales, Larrea y Combate de los Pozos), tengan un carril exclusivo para los ciclistas y, para el Microcentro, llevar la velocidad máxima a 30 km/h. La Sociedad Argentina de Lucha Contra el Sedentarismo (SALCES) opinó que "debería alentarse y no restringirse el uso masivo de la bicicleta". SALCES promueve la recolección de firmas para llevar ante los diputados un proyecto llamado "Ley de defensa y promoción del ciclismo urbano". En su propuesta, habla de crear una "red verde de ciclovías, sendas y calles de circulación preferencial del ciclista".

 

Daniel Ortega envió un correo electrónico a este diario: "La bici es un medio saludable y muy económico; pero yo circulo por las avenidas y no hay respeto hacia nosotros".

 

Marilina, otra ciclista, también opinó sobre la anunciada eliminación de las ciclovías. "No se entiende bien el criterio utilizado para tomar esta decisión", dijo y pidió "más control a los automovilistas y mejor señalización".

 

La Asociación de Tránsito de Ciclistas en Ruta tampoco ve con buenos ojos el anuncio: "Una vez más el Gobierno porteño piensa únicamente en el auto y en el colectivo cuando la tendencia en el mundo es otra", dice ATRACIR.

 

Silvia Masotto, otra lectora, escribió, pero desde la posición del peatón. "¿Cuántos de los ciclistas accidentados habían cruzado un semáforo que no los habilitaba? Los peatones somos los peces más pequeños", opinó.

 

El Gobierno porteño ya discute su nueva propuesta de ciclovías con los empresarios de colectivos y con la Comisión Nacional de Regulación del Transporte. Al ser tratativas entre la Ciudad y la Nación, aún no hay certezas sobre cuándo podría implementarse. ( Horacio Aizpeolea, Diario El Clarín, Lunes 20/6/05) 

 

 

Mientras en Santiago de Chile.

 

el Libertador Bernardo O'Higgins y su avenida tienen ahora Ciclovía y como homenaje adicional va en ruta hacia La Moneda. Alguien allá debería reinterpretar la canción: "yo cletearé las calles nuevamente". Felicitaciones.

 

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Aviso de servicio público

 

Si alguno de ustedes recibía este boletín por más de una vía y ahora no, y si se enteró que salió y no lo recibió, no es personal el asunto: hemos perdido algunos cientos de correos electrónicos por un accidente informático. Si usted se sospecha sospechoso de esta infortunada situación, envíenos su dirección electrónica para restaurar se pleno derecho a recibir este boletín. También puede escribirnos por puro gusto. En cualquier caso, dirija sus perdigones a ciclored at rcp.net.pe

 

Hasta la próxima, 

 

carlos cordero velásquez
ciclored
psje lavalle 110, lima 04
peru
telf: ( 51 1 ) 4671322
telf skype: ciclored
 
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