[sustran] junio a escala humana

Carlos Cordero Velásquez ccordero at amauta.rcp.net.pe
Wed May 19 05:25:10 JST 2004


CICLORED
El boletín del transporte a escala humana
Junio - Julio, 04



El viejo cine

Un viernes por la noche es a veces un cine, un sitio tranquilo para recostar
los sueños propios y abandonarse a los ajenos, un espacio virtual donde
mezclar la realidad de estar allí y la fantasía que sale de la pantalla.
Pero también una ubicación precisa, un lugar, una memoria.

Hace un par de viernes mientras nos acercamos al viejo cine, desde el camino
que imagina la película, sin tomar nota del tránsito lento entre las calles
luminosas y la oscuridad de la sala, algo en uno recuerda la ceremonia, se
alegra y se prepara para la eterna unción del café tranquilo y la
conversación que lo prepara o la posterior, que aprueba la obra o la
sentencia.

Y ese viernes de hace dos las puertas andaban cerradas, las boleterías
desiertas y nadie esperaba las películas que el periódico anunciaba todavía.
Un joven recostado sobre la escalera e interrogado por nosotros, sin
sorprenderse demasiado dijo, "quebró".

Ese día no sabes qué exactamente hacer con el viernes, con la memoria de las
calles caminadas, las conversaciones con mi padre y los cafés que a su
amparo se cobijaron. Con el rito. Te das cuenta que algo se quiebra, algo
distinto a una cuenta y un balance  empresarial. Te preguntas si la vieja
culebra que es la ciudad no tiene derecho a mudar de piel y llevarse los
sueños a otra parte, más lejos en uno; a fundar otros rutas y recuerdos.
Sin embargo la memoria permanece atada a sus sitios y cada vez que pase por
el cine Pacifico querrá hacer cola e ingresar al territorio donde todo es
posible, donde el mundo se reinventa a plazo fijo y los paradójicos sueños
pertenecen a los despiertos, a los que tienen ojos para verlos.

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Es un chiste/ 1

En alguna gran avenida, de alguna gran ciudad latinoamericana, alguien
espera para cruzar. Plantado al borde de la acera, ante la ráfaga  incesante
de automóviles, el peatón espera diez minutos, veinte minutos, una hora.
Entonces vuelve la cabeza y ve que hay un hombre recostado en la pared,
fumando. Y le pregunta:

- Oiga: ¿ cómo hago para pasar al otro lado ?
- No sé, yo nací en éste.

(Eduardo Galeano, Patas Arriba)


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Dos breves

I

Hace algunos meses, llevaba en mis manos un libro en francés que compré en
mi primer viaje a Europa en el 2002. Debido a mis ocupaciones que necesitan
"otras lecturas"  pasaron casi dos años hasta que pude escogerlo. Les main
et l'esprit se llama el lindo libro, libro-objeto porque como he aprendido
francés viendo películas, avanzo lento en la lectura. El hecho, es que fui a
ver una obra de Yuyachkani en diciembre, en taxi, y llevaba una bolsa de
algo, mi cartera pequeña y el libro. Dejé el libro en el asiento del taxi.
Me di cuenta dos minutos después. Estaba a punto de llorar, porque cuando
por fin decido leer ese libro se me va de las manos. A los cinco minutos, el
taxista volvió al local de Yuyachkani a preguntar por la señorita que había
dejado un libro. No pude estar más agradecida.


II-

Cuando llevaba unos tres minutos en el auto, me pregunta si tengo sencillo.
Respondo que 20 soles. No pues señorita, dice el señor, que me había pedido
siete soles para ir del Congreso al Olivar de San Isidro, pero aceptó luego
ir por seis.
El señor empieza a refunfuñar debido a que no hay dónde cambiar el billete
en el camino. Le sugiero ir al grifo de Grau, antes de entrar a la Vía
Expresa (yo podía comprar una botella de agua)... Ve por el espejo con cara
de imposible. - ¿Por qué no se puede? - Mire -contesta-. Más gasto en
meterme al grifo ahora que ha subido la gasolina.- Pero es una vuelta al
óvalo, nomás, digo yo. - Bueno pues, para usted no será gasto pero para mí
sí. Agrega el taxista. Yo, desconocedora de cuánto gastan los ticos en
gasolina y, en general, de cuánto gastan los autos en combustible, pues
aún -mil veces lo lamento- no sé conducir, le explico que no sé cuánto
pierde en combustible en dar esa vuelta porque no manejo. El taxista comenta
el sueldo 16 (de marzo) de los congresistas, empezamos a hablar de política
y de pronto dice que por lo menos en el tiempo de Fujimori la gasolina no
subía tanto. Y, claro, le indico que no se olvide de toda la plata que se
robó el prófugo.
- Pero esa plata yo no la veo. A mí lo que me interesa es lo que llevo cada
día a mi casa. Si se la robaron, eso a mí no me iba a dar para la gasolina
ni para la comida.

Intento explicarle por qué no podemos tolerar la corrupción y él repite el
argumento de que a él solo le interesa el día a día y la cara que pone su
esposa cuando llegue a su casa. Poco a poco, me doy cuenta de que no quiero
pelear con el taxista, que prefiero que sepa que comprendo su situación y
respeto su día a día, y que aunque no comparta su opinión, no quiero
cansarlo con un lavado de cerebro en la Vía Expresa. Me doy cuenta de que no
vamos a cambiar nunca el billete y que me dijo que ya no importaba, que le
diera los cinco soles que tenía en sencillo. A la altura de Juan de Arona
busco en todos mis bolsillos, encuentro 50 centavos de dólar y un euro. "A
ver si éstas le traen suerte", le digo, mientras se las doy en la otra mano.
"Que le vaya muy bien".  (colaboración de Jacqueline Fowks de la Flor)
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Zona de ángeles

Casi le susurró: "Se ha equivocado", y ella con desconcierto: ¿perdón?

El tipo cargado de aplomo: "La zona de ángeles queda tres cuadras más allá",
señala el faro con el brazo, apuntando  la ruta de los parques. La muchacha
sin entender bien respondió:  "perdón, otra vez, discúlpeme". Ella no
buscaba redención, acaso algo de comprensión.

"Bueno,  es evidente que eres un ángel distraído, que no perteneces a este
barrio. Tu verdadero sitio queda a tres cuadras de aquí. Sería más fácil que
me acompañes a tomar una cerveza y tal vez pueda explicarlo con más
detalle".

Ella se ajustó la chaqueta de cuero negro, tiró el cierre hacia arriba y se
dejo caminar junto, bordeando del malecón.  Sonreía.

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Habla Jáuregui

El barrio es el núcleo de la identidad, la esquina es la mejor forma de
quererse.


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El último recurso. El mundo se está quedando sin petróleo  entonces ¿por qué
los políticos se niegan a hablar de este tema?

La industria del petróleo está en entredicho. El jueves, el gobierno aprobó
la explotación del depósito más grande descubierto en territorio británico
por al menos diez años. En todas partes se dice que este es un "enorme"
hallazgo, lo cual disipa la idea de que el petróleo del Mar del Norte está
en decadencia terminal, pero uno comienza a darse cuenta de la gravedad de
la situación humana cuando descubre que este nuevo "enorme" campo de
petróleo abastecerá al mundo por cinco días y cuarto.

Cada generación tiene su propio tabú, y el nuestro es el siguiente: que el
recurso sobre el cual se han construido nuestras vidas se está acabando, y
no hablamos de ello porque no lo podemos imaginar; se puede decir que esta
es una civilización que vive en la negación.

El petróleo en sí no desaparecerá, pero cada vez se vuelve más difícil y
costoso extraer lo que queda. El descubrimiento de nuevas reservas llegó al
máximo en la década de los `60. Anualmente utilizamos cuatro veces más
petróleo del que hallamos. Al parecer, todos los grandes hallazgos han
ocurrido hace mucho tiempo: los 400m barriles en el nuevo campo del Mar del
Norte hubiesen sido insignificantes en la década del `70. Nuestro
abastecimiento para el futuro depende del descubrimiento de pequeños
depósitos nuevos y de una mejor explotación de los grandes que ya conocemos.
Ninguna persona que tenga experiencia en el tema podría dudar que la
producción global de petróleo alcanzará el máximo dentro de poco. La única
pregunta es en cuánto tiempo más.

Las proyecciones más optimistas son las realizadas por el ministerio de
energía estadounidense, que sostiene que esto no sucederá hasta el año 2037;
sin embargo, la agencia de información de energía de los EEUU ha admitido
que las cifras del gobierno no han sido reales, ya que ha basado sus
proyecciones para el suministro de petróleo en las proyecciones de demanda
de éste, quizás con el fin de no sembrar el pánico en los mercados
financieros. Otros analistas no están tan confiados. El geólogo del petróleo
Colin Campbell calcula que la extracción global llegará al máximo antes del
2010. En agosto, el geofísico Kenneth Deffeyes le dijo a New Scientist que
él estaba "99% seguro" de que la fecha en que se produciría la máxima
producción global sería el 2004. Aun cuando los optimistas estuvieran en lo
correcto, estaríamos consumiendo "todo el barril" de petróleo dentro del
curso de la vida de la mayoría de los que hoy tiene una edad media. El
suministro de petróleo disminuirá, pero no así la demanda global. Si
actualmente consumimos 76m barriles, para el año 2020 estaremos utilizando
112m barriles al día, después de lo cual se acelera la demanda proyectada.
Si disminuye el suministro y crece la demanda, pronto nos encontraremos con
algo que la gente de las economías industriales avanzadas no conoce mucho:
la escasez. El precio del petróleo se irá a las nubes.

A medida que aumenta el precio, los sectores que hoy en día dependen casi
por completo del petróleo crudo; principalmente el transporte y la
agricultura; se verán obligados a contraerse. Dado que el cambio climático
causado por la combustión de petróleo está "asando" al Planeta, esto podría
parecer algo positivo, pero el problema es que nuestras vidas se han vuelto
dependientes de la economía del petróleo. Sin automóviles, es imposible
proporcionarles servicios a nuestros suburbios en crecimiento.
El hecho de que el precio del petróleo suba conduce a un alza en los precios
de los alimentos, por lo tanto, gran parte de la creciente población mundial
sufriría de hambre. Estos problemas se agravan debido a la directa relación
que existe entre el precio del petróleo y la tasa de desempleo. Las últimas
cinco recesiones en los EEUU fueron precedidas por un aumento en el precio
del petróleo.

Desde luego, el petróleo no es el único combustible que pueden usar los
automóviles. Existen muchos posibles sustitutos, pero es probable que en la
actualidad ninguno esté ni siquiera cerca del precio tan bajo del crudo. El
petróleo se puede extraer de arenas de alquitrán y esquisto de petróleo,
pero en la mayoría de los casos el proceso utiliza casi tanta energía como
la que libera, lo cual crea grandes montañas y lagos de desechos tóxicos. El
gas natural es una mejor opción, pero para cambiar la propulsión de petróleo
a gas se necesitaría una enorme nueva infraestructura de combustible
impresionantemente costosa. Sin duda, el gas está sujeto a las mismas
limitaciones que el petróleo: en las actuales tasas de consumo, el mundo
tiene provisión para unos 50 años, sin embargo, si el gas tomara el lugar
del petróleo su vida sería mucho más corta. Los vehículos podrían funcionar
a partir de células accionadas por hidrógeno, el cual es producido por la
electrólisis de agua. Pero la electricidad para producir el hidrógeno debe
proceder de algún lugar. Para llenar todos los automóviles en los EEUU se
necesitaría cuatro veces la capacidad actual de la red nacional. La
combustión del carbón es sucia, y la energía nuclear es cara y mortal.

Para lograr que los automóviles de todo el mundo funcionen con energía solar
o eólica se necesitaría una inversión más grande que todas las que se han
hecho hasta ahora en cualquier civilización. Estudios recientes indican que
el derrame de hidrógeno podría dañar la capa de ozono y agravar el
calentamiento global.

Transformar las cosechas en diesel o metanol es casi igualmente viable en
términos de energía renovable; pero significa utilizar la tierra sobre la
que se cultiva el alimento, para conseguir combustible. Mis cálculos gruesos
sugieren que para accionar los automóviles del Reino Unido con petróleo de
colza se necesitaría un área de campos cultivables del tamaño de Inglaterra.
Existe una solución posible que ninguna persona que haya escrito acerca de
la inminente crisis del petróleo parece haber advertido: una técnica con la
que los gobiernos ingleses y australianos experimentan actualmente, llamada
gasificación subterránea de carbón. Este es un término extravagante para el
encender los yacimientos de carbón que son demasiado profundos o demasiado
costosos para minar, y atrapar el gas que emerge. Este es un panorama
espantoso, ya que significa que se aprovechan muchos trillones de toneladas
de carbono que de otra forma eran imposibles de explotar, con el posible
resultado de que el calentamiento global termine con la vida en la Tierra.
En otras palabras, estamos en problemas: o echamos mano a cada fuente de
combustible fósil disponible, en cuyo caso "freiríamos" al planeta y la
civilización colapsa; o damos por agotados los recursos  y la civilización
también colapsa.

La única respuesta racional, tanto para el inminente fin de la era del
petróleo como para la amenaza del calentamiento global, es rediseñar
nuestras ciudades, nuestra agricultura y nuestras vidas. Sin embargo, esto
no puede suceder sin una masiva presión política y nuestro problema es que
nunca nadie se ha amotinado por la austeridad. La gente tiende a tomarse las
calles porque desean consumir más, no menos. Si se da a elegir entre un
conjunto nuevo de cubiertos para la mesa y la supervivencia de la humanidad,
sospecho que la mayoría de las personas escogerían los cubiertos. En vista
de todo lo anterior, la idea de que la guerra con Irak no tenía nada que ver
con el petróleo es simplemente absurda.

Los EEUU atacó Irak (que al parecer no poseía armas de destrucción masiva y
no constituía una amenaza para otras naciones) en vez de atacar a Corea del
Norte (que desarrolla activamente un programa de armas nucleares y se jacta
de sus intenciones de volar al reino que venga), porque Irak tenía algo que
ellos querían. En cierto sentido, Bush y Blair se han estado preparando para
el día en que la producción de petróleo llegue al máximo; y ha sido buscando
asegurar las reservas de otras naciones. Me niego a creer que no hay un
método mejor que este para prevenir un desastre. Me niego a creer que los
seres humanos son colectivamente incapaces de tomar decisiones racionales.
Pero comienzo a preguntarme cuál será la base de mi fe. (George Monbiot, The
Guardian, 12/12/03)

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La hora propia

De alguna forma, estaba yo sentado sobre una piedra plana e inclinada, en la
sombra de una árbol.
No sé bien qué hacía ahí, en una zona cañera del estado de Morelos, y en el
cruce de tres caminos de tierra. El campesino, muy alto y delgado, había
pasado hacía poco, en una bicicleta. Ahora hablaba con otro, aparentemente
encargándole unas cuantas vacas, como si tuviera que atender algún asunto
surgido inesperadamente...

"Yo soy Francisco Soriano." Y se hizo una pausa, durante la cual pensé que
seguiría el odioso "para servirle a usted". Pero el viejo no dijo más...
Nos mostró la tierra y los canales por donde corre el agua. A pesar de su
edad - calculamos que tenía por lo menos sesenta y cinco años- caminaba
grácil y erguido entre el monte, con mucha más facilidad que nosotros. "No,
no es arcilla. Nada de arcilla, pura tierra buena."   Don Francisco montó en
su bicicleta. "Ustedes síganme, aunque sea despacito" -"Claro, no se
preocupe." - Sonreímos estúpidamente, pensando que hablaba de su velocidad.
Pero pronto tuve que decirle a Jorge que acelerara un poco, porque don
Francisco se adelantaba demasiado y lo podíamos perder de vista. La
camioneta jeep brincaba por el camino de tierra.

El porche de Don Francisco es lo más fresco que puede uno encontrar en esas
tardes de 36 grados. Se quitó los guaraches. Nos contó de sus viajes cuando
conducía camiones de carga. "Ya estoy harto de volantes. Mejor los vendí
todos."

- "¿Ahora en bici?" - "Sí, ahora en bici."- sonrió casi sin dientes.   "¿Qué
hora es la de ustedes?" - "Las tres y media"- "Ah. Las dos y media..." -
ajustó don Francisco el reloj que carga en el bolsillo -"No las dos y
media..."- dijo Lilia más fuerte, pensando que el viejo no había oído bien -
"Las dos y media para mí. Yo no cambia hora. El presidente manda a su gente,
pero no a mí."

De regreso a Tepoztlán, mientras yo pensaba en cambiar la Cannondale por una
bicicleta vieja tipo "turismo", Lilia retrasó su reloj una hora.  (Baltazar
del Cambio)

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Historia clandestina

Cuando estudiaba andaba clandestino porque estaba contra el gobierno.
Después que se le estropearon los sueños se mudó a otro país y también
andaba de clandestino porque el gobierno estaba contra los de su clase.

Un día frente a un cine, un monstruo amenazador y al pie la palabra Alien,
le salió al paso y le pareció extraño que se usara la misma palabra para
hablar de los que como él habían sido expulsados de su tierra y entendió por
qué se sentía un extraterrestre caminando esas calles que no eran suyas.

Otro día que vino, se murió de algo.

Nadie recuerda si limpiaba ventanas en un edificio que después fue derribado
o si se juntó con un ejército de otra bandera para intentar pasar de Alien a
Alguien o si fue atropellado tratando de cruzar una avenida. Nadie lo
recuerda porque nadie lo supo. Como vino, se fue. Tinto al sol,
desparramado, en copa rota.

Carlos Cordero Velásquez
CICLORED - Centro de Asesoría
y Capacitación para el Transporte
y Ambiente

Pasaje Lavalle 110 -
Lima 04
Perú

telf: (51 1) 4671322



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