[sustran] Julio a escala humana

Carlos Cordero Velásquez ccordero at amauta.rcp.net.pe
Tue Jul 8 11:06:12 JST 2003


CICLORED
El boletín del transporte a escala humana
Julio 03

Calle esperanza

Deben haber pasado ya muchos años pero lo recuerdo como si fuera ayer. La
larga noche que pasamos en la casa de Rosamar y Manolo, en las afueras de
Lima, entre amigos, en medio del silencio campestre, escuchando música
brasileña, diciendo todo y nada. La mañana siguiente con ese sabor a pueblo
pequeño que tiene Chaclacayo salimos a comprar pan y Manolo intenta poner en
marcha la camioneta y yo le pregunto qué tan lejos queda la panadería, a
unas pocas cuadras me dice, y entonces le digo y caminamos nomás. Mientras
vamos él saluda señora buenos días y más allá mucho gusto y un poco más
lejos inclina la cabeza para reconocer al vecino y otra vez al amigo de más
allá. Al regreso de pan caliente le preguntó sí de haber ido en auto habría
encontrado a todas esas personas en el camino. Se da cuenta y me sonríe.

Ayer nomás caminaba con esta mujer de piel esperanza que  notaba lo poco que
se camina en Lima, mientras descubría la extraña arquitectura de una casa
rural en medio de la ciudad y sonreía recordando la visita de su madre y lo
fácil que le fue reconocer las calles y las bodegas en tan poco tiempo. Creo
que fue ayer pero mientras caminábamos despacio en la noche, me pareció que
habían pasado muchos años.

La ciudad del nombre confundido

Yo quería escribir unas palabras sobre Río, esa ciudad de nombre confundido,
ese enero fluvial,  mezcla enorme de playa y montaña pequeña, de verde y
sol, de pobreza y alegría, de riqueza y violencia, de contrastes marcados
como la arena en la piel. Y quería escaparme de esa postal congelada por el
tiempo, de la eterna melodía de una muchacha que camina por Ipanema. Pero no
siempre se puede y a veces hay que irse antes de tiempo, esperar el borde de
la mañana, ver pasar Copacabana cuando la luz no termina de hacerse y volver
a casa, pensando que si las imágenes que uno tiene deban explicar algo.

Cartelito viajero

Este cartelito contiene un ticket con el cual se puede uno subir y bajar a
todos los tranvías y buses de la ciudad durante un mes. Si en la esquina
lleva una manzana amarilla, quiere decir que también puedes subir y bajar
con tu bicicleta.

Desafortunadamente el ticket ya venció y no corresponde a nuestra ciudad.
Una lástima, para otra será.

Motu propio

Persigo el inalcanzable movimiento, entremezclado con los alumnos, uno, dos,
tres, inhala y exhala. Lo busco, inasible, entre el caucho del piso y el
rumor de la noche.

Lo  pienso, atisbo apenas las maneras del cuerpo para obedecer y hasta
sugerir sus propios desplazamientos, la relación intrínseca entre ir,
respirar y permanecer. En medio de cuatro paredes el experimento, la
ausencia de contacto entre el movimiento propio y el rodeo social, el
extraño matrimonio que existe entre lo caótico individual y el armónico
conjunto, ese orden que afuera en la calle apenas se percibe, nacido de un
desorden vuelto a su origen. Después la clase termina y entonces, ahora sí,
la calle, la noche de Lima, el movimiento de las luces quietas y las que
pasan, el tránsito anónimo, la energía que va y viene entre un paso y otro,
el péndulo que todos tenemos por piernas, el principio de todo. Es entonces
cuando no necesitas buscarlo y te alcanza, te encuentra y lo saludas. El
viejo amigo que te va y te viene. Y ya no piensas más en el movimiento y
sólo eres.


Cartelito 24


Este cartelito es conocido entre sus pares por seguir inmediatamente al
cartelito 23 de naturaleza impar.
A propósito de ambos y en general de las especies numéricas, se ha llegado a
establecer que son pareja pero que nunca van juntos por la vida. Por ejemplo
el cartelito 24 es alternativamente pareja del 22 o del 26. Ha de notarse
que en su relación con el primero siempre se interpone el 23 y, en su
relación con el segundo, "el otro en cuestión" es el 25.
Esta suerte de "doble triángulo amoroso numérico" es objeto de una conocida
telenovela que disfruta de gran rating entre los matemáticos.


Punto de vista

puntocom le dice a puntogob que la exoneración al impuesto a las ventas para
los espectáculos culturales debería ser retirado, que puntogob necesita más
finanzas para desarrollar el país.
puntoorg piensa que el país también necesita identidad, que los artistas que
nunca le pidieron nada a puntogob esta vez le piden trabajar sin el estorbo
de un impuesto ridículo. Una parte de puntocom reconoce que el impuesto en
términos de recaudación es minúsculo y puntoorg añade que devastador para la
moral de la cultura y para los que apuestan por hacer arte en un país sin
espejos, sin lugar para mirarse, un país de teatros incendiados e
inexistentes.

Entonces puntoorg sale a protestar a la calle y puntogob retrocede: la
injusta propuesta es retirada y no pretenderá más convertirse en ley. Pero
eso no cambia nada hasta que puntogob y puntocom entiendan que hacer arte no
es como hacer números, sino más bien como detrás del telón y semanas antes
del estreno, una creación colectiva.


Vademécum ciclista (Cachitis)

Permítaseme una breve digresión. Entre las enfermedades profesionales - la
silicosis de los mineros, el cólico saturnino de los pintores, la gota del
holgazán - no suele considerarse la que pudiéramos llamar cachitis o
inflamación de las cachas, enojosa dolencia que ataca a jinetes, ciclistas y
escritores.
El sieso del homo sapiens, contra lo que pudiera pensarse al escucharlo
nombrar de posaderas, no fue inventado para servir de permanente soporte a
sus miserias, sino, antes el contrario, para posarlas a veces y con
intermitencias cautelosamente medidas y sabiamente calculadas; a la hora de
comer, por ejemplo, en los toros y en el teatro, en parte de la misa, en un
alto en el paseo, etc. Pues bien, los mortales que abusamos del sedentarismo
(sedentario, etimológicamente, quiere decir el que está sentado: en un silla
de estar , en una silla de montar o en un sillín de bicicleta, que a estos
efectos tanto vale)  acabamos con hinchazón de las asentaderas, que en recta
ley e higiene no son - repito - sino asentaderas para de vez en cuando y no
para siempre.
Los médicos hacen terminar en itis  - colitis, cistitis, hepatitis,
laringitis -  los nombres de las enfermedades inflamatorias, y de ahí la
cachitis que propongo para bautizar el túmido nalgatorio de quienes, por
razón de oficio, abusamos de su resistencias. (Camilo José Cela, La Colmena)

Manifiesto de los viandantes

La libertad elemental de andar, de elegir el rumbo de nuestros pasos, la
libertad para ir al encuentro de los otros es el fundamento de la vida en
común. Las ciudades y los pueblos se han fundado sobre esta libertad.
Necesitamos la calle, los caminos, las plazas, el espacio público, para que
nos permitan no olvidar que los demás existen...

Ninguna situación humana es gratuita: cuando se obliga a una mujer mayor a
quedarse en su casa porque no puede sortear las aceras altas, los coches mal
aparcados, la prisa de los semáforos , se está eligiendo una sociedad
injusta con los débiles. Cuando se convierte  la calle en un lugar de grave
riesgo  físico para los niños y se les fuerza a permanecer aislados en sus
casas a la vuelta del colegio, se está negando el aprendizaje de lo
comunitario...

...No hay edificio ni calle ni acera que no haya sido decidido por alguien .
La realidad se construye y si los peatones permanecemos callados, si
permanecemos inmóviles, serán otros los que perseveren en el diseño de un
mundo  que niegue la equidad, que niegue los espacios comunes, que busque
sólo  la satisfacción de los intereses particulares. El interés del peatón
es siempre el interés general, porque el peatón no tiene nada que sea suyo.
La acera de un peatón es la acera de todos los ciudadanos. El peatón  no es
ruidoso e insolente, no amenaza n atropella. El peatón no bloquea las
esquinas, no pudre la atmósfera, la energía del patón es renovable...La
libertad de andar es el punto de partida irrenunciable de nuestro derecho a
elegir por qué camino y hacia dónde vamos.
(A pie, Asociación de Viandantes, Madrid)


El Tipo  del traje negro (El Decálogo de Kieslowski)


Hay un tipo que da vueltas en todas las películas. No sé quién es. Es un
tipo que viene, mira. Nos observa, observa nuestra vida. No está muy
contento con nosotros. Viene, observa y se aleja. (...)

Al principio este tipo no estaba en los guiones. En nuestro equipo
contábamos con Witek Zalewski como jefe literario, un hombre muy sabio a
quien tuve, y sigo teniendo, una gran confianza, y cuando estábamos
escribiendo los guiones para El Decálogo él solía repetir:

-Algo me falta, señor Krzysztof, aquí algo falta.

-Pero ¿qué le falta, señor Witek?

-No puedo explicarlo, pero siento que algo falta.

Y así repetíamos y repetíamos y repetíamos. Finalmente me contó una anécdota
sobre un escritor polaco llamado Wilhelm Mach.

Pues bien, este Mach, estaba presente en la proyección de una película, y al
acabarse comentó:

-Me gustó bastante la película, sobre todo la escena en el cementerio. Me
impresionó muchísimo el tipo de traje negro que participó en el entierro.

-Perdone usted, señor, pero allí no había ningún tipo de traje
negro -contestó el director.

A lo que replicó Mach:

-¿Cómo que no había? Si estaba parado en el primer plano del lado izquierdo
del fotograma, vestido de traje negro, camisa blanca y corbata negra. Luego
pasó al lado derecho y se alejó.

-No hubo nadie así-se obstinó el director.

-Lo hubo. Yo lo vi. Además, fue lo que más me gustó en esta película -se
empeñó Mach. Diez días después murió.

En el momento en que Witek Zalewski me contó esta anécdota entendí lo que
faltaba. Hacía falta ese tipo de traje negro, a quien no todos ven, y que ni
el mismísimo director sabe que aparece en la película. Sólo algunos perciben
cómo mira, cómo observa. No tiene influencia alguna sobre lo que está
ocurriendo y, sin embargo, constituye algo como una señal o un aviso para
quienes lo miran, en caso de que lo vean. Entonces introduje a este
personaje, a quien, aunque algunos lo llamaban ángel, los taxistas que lo
traían al set gritaban: ``hemos traído al diablo''. En el guión siempre fue
designado como un hombre joven. (...)


Mirada de viaje

Cuando vas al banco la cámara te mira y otra te espera a la salida, cuando
posas tu tarjeta de plástico en el mostrador alguien sabe qué y cuándo y
cuánto compras. El IP de tu computadora les dice que páginas visitas. La
tarjeta del supermercado qué te gusta.

Pero puedes también ir menos en el gran supermercado y más en la bodega que
hasta ayer parecía tan antigua. Mirar y que te miren pero de una manera
diferente, a los ojos, saludando, reconociendo. Mirar al cash y menos al
crédito.  Mirar los rostros de los que pasan sin saberle los bolsillos.



Carlos Cordero Velásquez
CICLORED - Centro de Asesoría
y Capacitación para el Transporte
y Ambiente

Pasaje Lavalle 110 -
Lima 04
Perú

telf: (51 1) 4671322



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